CAPÍTULO CINCO

La  búsqueda activa  del  cerebro para  completar lo  inconcluso.

Ahora abordaremos el momento crucial de nuestro viaje. Hasta aquí habíamos estado  hablando de  técnicas utilizadas por  el terapeuta. Ahora abordaremos  los mecanismos que obligan al  paciente  seguir adelante.

La terminación de un problema inconcluso en la infancia necesita dos  mecanismos que trasmiten fuerza y  dirección hacia el  proceso  terapéutico  de la psicoterapia regresiva del Nivel Cuatro. Llamaré a este proceso “la Búsqueda de la Congruencia y Necesidad Corporal.” El primer término expresa lo que está sucediendo y el segundo describe la fuerza existente detrás del proceso.

En la intensidad terapéutica del  Nivel Dos, vimos que en la asociación libre la mente trata de  completar sus  procesos  no  explorados.  Esta necesidad guía  el estado aparentemente no lógico de asociación libre, de acuerdo con la lógica  profunda de formación Gestalt.  De este modo, se puede alcanzar la  meta  final  de recordar y hablar en alta voz lo que  hasta entonces era inconsciente. Lo que es decisivo recordar es que la intensidad de la experiencia es una intensidad  del Nivel  Dos,  nada parecido a lo que  encontraremos en el Nivel Cuatro.  En el Nivel Dos, el bote del paciente está, como decimos, en el aire y perezosamente encuentra el puerto  donde  recordar.

En la intensidad terapéutica del Nivel Tres, hay un aumento en la intensidad del impulso para despertar el inconsciente. No obstante, los terapeutas desactivan el mencionado aumento al convertir demasiado pronto en palabras los sentimientos y las sensaciones corporales. De esto modo, en el nivel Tres puede aparecer un recuerdo de calidad y justificado, pero es poco probable que se logre una real re-experimentación en el Nivel Cuatro, donde nos quedamos con las sensaciones o sentimientos  por  mayor período de  tiempo.

La re-experimentación ocurre entonces sin que el terapeuta tenga que  mantener  junta la conexión entre  el sentimiento y la memoria. No hay  que  convencer  a  los  pececitos de aguas  poco  profundas para  que  se introduzcan en  la red cerebral. En un instante, crecen muchos y  sin  ningún impulso, llegan a dicha red. Este es el momento en que encontramos nuestros nuevos fenómenos de la BÚSQUEDA DE  CONGRUENCIA y NECESIDAD  CORPORAL.

El impulso hacia el recuerdo, que hemos visto en anteriores  niveles de  terapia, se  convierte  hora en un  impulso hacia el “hacer”,  que en este  caso, significa coordinar una congruencia. El cuerpo lucha activamente para  encontrar  tales congruencias anteriormente planteadas para que,  de esta  forma,

se  pueda, en realidad, revivir un trauma pasado  que  permanece enterrado, en vez de  recordarlo simplemente.

Es en la BÚSQUEDA DE CONGRUENCIA y en LA NECESIDAD CORPORAL donde vemos  la  verdadera  fuerza de la terapia regresiva. La  mente se abre para  sentir, la  voz se  abre  hacia las palabras, el  cuerpo trata de colocarse en la posición del trauma original. Además, el eje mente/cuerpo  trata activamente de  tocar o  ser  tocado con el fin de  lograr una congruencia.  En un momento del parto, la mujer pierde el control y  las contracciones llegan espontáneamente de forma tal que el  eje mente/cuerpo también  se  hace cargo de la situación encaminándose hacia una congruencia y así se pueda volver a experimentar lo que ha quedado reprimido. Es la fuerza existente  detrás  de este empuje lo que llamo NECESIDAD  CORPORAL.

Tenemos una  nueva situación: un  nuevo  tipo de insight ocurre  cuando, de esta forma, revivimos pasadas experiencias dolorosas. En este caso, el despertar de la conciencia es totalmente más profundo y lo es debido al enorme impacto interno. Es también más profundo porque es multidimensional, no-lineal y nos golpea más como un frente de ola que como un simple  acontecimiento. Es como si sintiéramos en un jardín en absoluta oscuridad, un bombillo de flash que se enciende pronto iluminando no sólo el  jardín, sino  la casa que tiene al  lado y  todo sus alrededores.

Tenemos el caso  de un paciente que trata de describir su súbito y complejo insight: su padre, en la estación de ferrocarriles después de tenerlo cargado, lo  devuelve a su  madre cuando sube el tren. Están en  Inglaterra, en 1940, principio de la Segunda Guerra  Mundial. Él tenía 3 años y medio y no volvería a  ver a su  padre hasta después de  haber  crecido.

En su  reconstrucción  mental siente su mejilla contra la chaqueta de  tweed  tirada sobre los hombros de su padre. Experimenta la tragedia de haber  perdido a su papá. Ve cómo, después de pasados los años, había hecho amistades con hombres cuyos hombros, desconocidos para él, le  recordaba a su inconsciente el terrible momento de la partida. De repente, siente la urdimbre y ladridos de su vida y todas sus relaciones  durante décadas. Al mismo tiempo,  se siente en un nivel  diferente: como  si el  no  haber sido cargado por su padre lo hubiese condenado a tener un cuerpo increado. Esto significa que en todas sus actividades físicas, él era tímido y carecía de fuerza masculina. Y comprende que la fuerza física en un hombre está muy relacionada con la presencia física de un hombre, es decir, del padre. Por lo  tanto, los jardines, con sus penas, estaban iluminados de la misma forma que todo los alrededores de su vida que pertenecían a hombres que él había querido y a  su  parentesco   con su  propio  cuerpo.

Estos  insights surgen instantáneamente, aparentemente de todo el  cuerpo.

Se mueven, como un frente de ola o muralla de compresión, dando la impresión de que se originan en el abdomen, el pecho, los huesos y  los músculos, hacia el conciente; no son pensamientos, sino  iluminaciones súbitas. Son como un sol que de repente penetra en las nubes iluminando un paisaje oscurecido a nuestro alrededor convirtiéndose en un busto de  compresión. Después de haber experimentado estos tipos de experiencias en la terapia regresiva, el pensamiento intelectual lineal es como una sopa aguada que se bebe mientras vemos un televisor en blanco y negro que  nos deja insatisfechos. Es la fuerza y la profundidad de haber revivido esas reexperiencias lo que finalmente nos  libera de dolor del que  no deshacernos  de  otra  manera.

A menudo, las personas que se ven sometidas a estas experiencias,  se sienten después muy exhaustos y a la  vez aliviados, como si le tiraran quinientas libras de cementos de encima. Grandes pedazos de dolor reprimido y procesos acompañados aumentan vertiginosamente ocasionando profundos cambios en el crecimiento. Los pacientes  experimentan  una levedad del ser,  una pérdida de  temor en su vida diaria, una sensación de bloqueo interno  que se desmoronan y el  nacimiento  de  una  nueva sensación del  self.

Incluso, muchos de  los sentimientos experimentados a este nivel de la terapia no se experimentaron en el momento en que ocurrió el acontecimiento original. Por ejemplo, una mujer en mi consulta se sentía flotar  mientras su  padre la  golpeaba. La misión de la terapia en el Nivel Cuatro es sacarla de esa  sensación  de estar  flotando y hacerle sentir como si  de  verdad la estuvieran  golpeado.

Ahora podrá entender los mecanismos que hay detrás no sólo de la extraña  calidad de lo que sigue, sino la intensidad con las que las experiencias se encaminarán  a la búsqueda de una  solución.

Veamos una  serie  de ejemplos  para demostrar que el eje  mente/cuerpo en la  psicoterapia del Nivel Cuatro busca activamente  una  congruencia que permita que sus defensas  se  desmoronen  para que  pueda  revivir un trauma pasado. Verá que, ilógica y no lineal en la superficie, la lógica profunda de la  formación Geltalt siempre  prevalecerá.

Ejemplo uno: La necesidad corporal conduce al paciente a una  congruencia para que pueda revivir un problema que yace en el inconsciente.

Tenemos un  hombre de  mediana edad sentado de frente a  la pared en mi consulta. Siente  la necesidad poner mala cara (necesidad corporal). No emite sonido mientras hace muecas y retuerce el rostro adoptando una serie interminable de horribles máscaras. No sabe por qué hace eso. Sabemos que si confiamos en esta  necesidad  corporal, él logrará en realidad  la congruencia con los problemas  que no podemos ver todavía.  Durante un período de seis  meses sólo hace eso. Le aseguro que si se queda fuera de sí y confía en lo que está sucediendo, logrará entender. Semana  tras semana se  mantiene en ese mundo insano.  La lógica que está a nivel de la superficie se ha ido con viento y una lógica profunda  lo obliga a  seguir adelante.

Al final, logra la congruencia. El insight es tan simple como profundo. El paciente ha estado creando rostros que hubiese mostrado si se lo hubieran permitido cuando fue traumatizado en la infancia. Todavía no hay presencia de sentimientos ni de sonidos, pero estos llegarán en la medida en que él confíe en su cuerpo y sus sentimientos lo alcancen. Por ahora, es suficiente con que se dé cuenta, a  nivel  intestinal, de que él es  todos esos rostros y  no el ejecutivo de  negocios elegante y  urbano que  ha creído ser. El próximo paso en esta terapia será promover  las congruencias pidiéndole emitir los sonidos que  se correspondan  con esos rostros horribles.  De ahí la  importancia de  un cuarto a prueba de ruido.

Ejemplo dos: La necesidad corporal conduce al paciente a una  congruencia para que pueda revivir un problema que yace en el inconsciente.

Este es el  caso de una mujer de unos  treinta años, desorientada en el  tiempo. De forma inconsciente coge  mi mano y empieza jugar con mis dedos. Su objetivo al hacerlo no es romántico o sexual: es algo muy serio en su  búsqueda por crecer. Juguetea lentamente con cada uno de los dedos y luego, inconscientemente, cierra mi mano convirtiéndola en un puño. Empieza a susurrar. Se convierte en una niña de seis años y  medio y recuerda a su papá que la golpea  con el puño. Una  necesidad inconsciente, por debajo del  nivel de la  lógica, la ha  obligado a crear una  congruencia, y  el  puño del terapeuta se ha convertido en el de su padre. Entonces los muros de defensa se rompen y el acontecimiento original se vuelve a revivir.

Ejemplo tres: La necesidad corporal conduce al paciente a una  congruencia para  que pueda  revivir un problema que yace  en el inconsciente.

Una mujer de 25 años sentada al lado mío. Se ha mantenido en silencio en mi  consulta durante seis meses. Había  estado silenciosa en  una anterior  consulta psiquiátrica durante un año. Observo que hace pequeños  movimientos con sus dedos que van hacia los botones de mi camisa. Despacio, después de  muchas sesiones, desabotona mi camisa y, todavía más despacio, en otras sesiones, coloca sus labios en mi tetilla y empieza a succionar. Durante  tres años, succiona mi pecho, acostada al lado mío con mi camisa quitada, sobando y apretando con  sus manos mis  brazos y espalda.

Parece que  en su  más temprana infancia su  cuerpo fue cubierto de  llanto, heridas abiertas y fue desatendida por un largo período de tiempo; era  alimentada con biberón en la cuna. Su cuerpo encontró en la terapia  exactamente  lo que  necesitaba: estaba bebiendo con sus labios y las yemas de sus dedos. Su   insatisfecha infancia necesitaba de tacto, de abrazos, y hora la succión quedaba satisfecha. Hablaremos más de esta paciente  en un ejemplo  posterior.

Ejemplo cuatroLa  necesidad  corporal  conduce  al paciente  a una  congruencia para  que pueda  revivir un problema que yace  en el inconsciente.

Esto nos remite a  una  situación terapéutica en la que, si los riesgos anteriores no eran suficientes para el terapeuta, ahora nos movemos a un  territorio  más  peligroso.

Una mujer que había estado trabajando conmigo en mi consulta por al  menos  un año hace una introspección al  Nivel Cuatro. Me pide me acueste sobre ella en posición sexual, pero vestidos. Al ver que se trataba de una necesidad  corporal, pero temeroso de  perder  mi  licencia  para ejercer la  medicina, me debato en una tremenda lucha  interna, pero decido  ayudarla  y me coloco entre sus  piernas como si estuviéramos a punto de  realizar el  acto sexual. Ella  empezó a empujar  su pelvis  contra mí y a  emitir  sonidos  guturales. Después de veinte minutos,  permanece  boca arriba exhausta y  no se  presenta  ningún insight. No ha  habido placer  sexual, al  contrario,  la experiencia fue dolorosa para ambos. Recuerdo el  tiempo que el hombre que ponía mala  cara tenía que  permanecer con su  búsqueda lógica  de la  congruencia, y cuando ella me pidió si repetiría la experiencia en la siguiente sesión, aunque ello me dejaba muy ansioso, una vez más dije que sí. Finalmente ella se da cuenta de que estaba tratando de expulsar  a su  madre de su cuerpo y sintió  haber triunfado.

Esta paciente tenía inyectada una personalidad materna muy  negativa y durante toda su vida le  había preocupado de tener estas cualidades. Su cuerpo, necesitado de expulsar de sí el préstamo de la personalidad materna, trató de  hacerlo, de  una forma  femenina a través de la vagina. Para lograr la congruencia e intensidad necesarias, había  necesitado  a alguien con quien rebelarse, experimentando, de este forma una congruencia mediante la creación de  una metáfora corporal. De la misma forma en que se  había rebelado contra su madre cuya  depravada personalidad no le proporcionó éxito alguno, se rebeló contra mí cuya postura receptiva y enérgica le permitió completar su acto simbólico. Sin  la ayuda de esta  experiencia, la cura hubiese sido difícil y  posiblemente  nunca la hubiese  logrado. 

Ejemplo cinco: La necesidad corporal conduce al paciente a una  congruencia para que pueda revivir un problema que yace  en el inconsciente.

Este  ejemplo  profundiza aún más  en el sagrado  mundo  de la sexualidad.

Recordarán a la mujer que me succionaba  las tetillas. Después de  tres años de succión, desarrolló una compulsión por acariciar mi pene. En repetidas  ocasiones, le alejé la mano hasta que me di cuenta que me parecía estar vagabundeando por  una  necesidad  corporal muy  fuerte en el Nivel Cuatro.

Una vez más decidí dejarla  seguir adelante y que hiciera lo que  necesitaba  hacer. Después de una larga experiencia de  succión, ella necesitaba estar  bien convencida de que, en realidad, yo era un macho, ya que mi  identidad sexual,  como hombre, se le hacía borrosa, y esto  afectaba los márgenes de  su propia  identidad sexual. Al sentir que mi  pene respondía a sus caricias a través de la ropa, el macho que había en mí le afianzó en la  mente su condición  femenina y el  reequilibrio de nuestras identidades sexuales.

Pero algo más profundo estaba todavía por llegar. Luego de una pocas sesiones  de  suaves caricias en sus partes, lo entendió  todo. Recordó que su padre había abusado sexualmente de ella cada  día de su  vida desde los tres hasta los treces años. Tan fuerte era su represión sobre este acontecimiento que, después de cuatro años de terapia profunda, sólo ese momento de congruencia pudo sacarlo a la superficie; y era tan fuerte que, durante años, había estado padeciendo de ataques epilépticos en vez de sacar sus recuerdos a la superficie. En nuestro trabajo conjunto he tenido que tomarla por los hombros, zarandearla suavemente y  decirle, sesión tras sesión, que no tenga más ataques epilépticos sino que recuerde concientemente las actividades  sexuales  de su padre con ella. 

Con los recuerdos  que  han salido a la superficie  en los últimos dos años, se  ha logrado mucha cura. Sólo podía revivir estos recuerdos cuando ponía su mano en mi pene para recordar, de esta forma, cómo su padre la enseñaba a manipular el suyo. Su compulsión a hacer esto es lo que yo  llamo necesidad  corporal que la empuja a esta  congruencia y entonces la represión es derrotada, la defensa cae y la infancia reaparece. Espero que entiendan que aunque  estos acontecimientos están relacionados con la sexualidad, no tienen un sentido socio-sexual. Aquí no hay seducción. No hay  excitación sexual para provocar placer. Estamos cumpliendo con una necesidad corporal con el fin de lograr una congruencia y  re-experimentar un trauma proveniente de la infancia. La búsqueda de la  patología no difiere del examen interno que realiza un ginecostetra  en su  investigación de una patología  en el plano  físico. Esta  búsqueda no es más sexualmente autocompasiva que la investigación de Masters y Jonson al observar un pene mecánico que entra y sale  de la vagina  de  una  mujer para  constatar  su  verdadera  fisiología.

Necesitamos seguir  hablando sobre el uso del contacto físico en la terapia regresiva  profunda  más  allá de que hemos hablado. De  hecho, todavía  no se  ha discutido el uso  más profundo de  estas técnicas.

   
 
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