CAPÍTULO VEINTICUATRO
Purezas de Intento y Trabajo Terapéutico
EL TRABAJO QUE PODEMOS HACER PARA PREPARARNOS
PARA LOS DONES DE INSIGHT
La primera pureza del trabajo terapéutico.
Esta pureza de trabajo terapéutico está relacionada con la forma en que nos abrimos a los sentimientos. Cuando un sentimiento nos conmueve, debemos tranquilamente abrirnos. Si tenemos mucho cuidado, esta quietud interna, con su moderado enfoque hacia lo intangible, permitirá que el sentimiento que llevamos dentro florezca con mayor integridad y muestre una textura cada vez mayor. Es éste un enriquecimiento de experiencia el que nos conduce hacia un INSIGHT HOLÍSTICO. Un ejemplo sería el de un fotógrafo que espera en un bosque la aparición de un animal. Se mueve con gran cuidado, adopta una actitud de tranquilidad energética y lentamente se da cuenta de que lo que era una sombra moteada está cambiando paulatinamente para revelar la presencia de algo salvaje. Entonces se queda quieto, sin hacer nada para detener el proceso emergente. Y en cuando la fotografía está tomada (el sentimiento se ha experimentado) y el animal se va.
La segunda pureza del trabajo terapéutico
Esto tiene que ver con el cuidado exquisito con el que hacemos nuestro trabajo interno. La parte más crucial de este tipo de trabajo está relacionada con la creación de congruencias.
Es decir que debemos comprometer cuidadosamente los músculos conscientes del cuerpo para convertirse, desde afuera réplica exacta de lo que somos por dentro.
Los músculos voluntarios, por supuesto, incluyen a nuestras cuerdas vocales así como los músculos grandes del cuerpo físico.
Debemos emprender la construcción de sonidos, la creación de posición corporal y quizás, de movimiento del cuerpo.
Empecemos por la creación de sonidos.
Recordemos que un molestar interior, sea un sentimiento, una sensación corporal o un complejo estado corporal, tiene una intensidad de ubicación y calidad. Por el momento, son esta intensidad y calidad de la experiencia interior lo que nos preocupa.
La pureza del trabajo terapéutico dicta que el sonido se corresponda precisamente con la intensidad y calidad de lo que sentimos. Un dolor fuerte requiere un sonido igualmente fuerte. Un sentimiento fuerte requiere un sonido fuerte. Un dolor moteado requiere un sonido moteado. Un sentimiento moteado requiere un sonido moteado y así sucesivamente. De esta forma, cuando nos hayamos abierto a la expansión de nuestra experiencia interior y hayamos activado nuestras cuerdas vocales para establecer una correspondencia y seguir (las huellas) los cambios que ocurren, esculpimos por fuera para corresponder con lo que somos por dentro. Nuestra pureza de trabajo terapéutico establece la correspondencia exacta entre nuestra ser interno y externo. Este es el trabajo interno que nos acerca al insight holístico. Este es el trabajo meticuloso que está por debajo del control consciente y que podemos hacer.
Cuando las palabras llegan a nosotros desde sensaciones internas, volvemos a activar nuestras cuerdas vocales para encontrar palabras exactas que se correspondan con sentimientos internos. Las palabras y las frases deben ser simples, tanto como lo son los sentimientos. No debemos alejarnos de ninguna palabra o frase dada hasta que hayamos gastado la energía que surge que de las mismas durante la congruencia. Moverse con rapidez de palabra a palabra o de frase a frase es como mover un taladro de un lugar a otro en un pedazo de madera antes de que tenga la oportunidad de llegar a la superficie. No importa las veces que le expliquemos a los pacientes que a veces es necesario quedarse con una palabra o frases durante varios minutos y a veces hasta una media hora, ellos no entienden nunca. Por ejemplo, la repetición de la palabra “dañar” se puede decir de 50 a 100 veces en una de nuestras secuencia personales antes que el sentimiento se haya ampliado y no pueda crecer más.
Imagínese a un actor diciendo una simple palabra con toda la profundidad y potencia que le permiten sus habilidades en un momento de extraordinaria intensidad. Para mantener nuestra pureza de trabajo terapéutico, demos lograr resultados similares. Debemos tenemos cuidado de no perder contacto con el sentimiento subyacente y enamorarnos de lo que estamos creando, o de esta forma, estaremos saliéndonos de las sensaciones internas que nos están dando energía y dirección.
Cuando activamos los músculos voluntarios del cuerpo para ser por fuera lo que somos por dentro, la exactitud es una vez más algo importante. Si sentimos que algo en nosotros anda retorcido, entonces retorzamos el cuerpo físico para que exista una correspondencia. Abrémosnos a nuevas sensaciones que el cuerpo retorcido empezará a informar. La pureza del trabajo terapéutico establece que nuestra posición externa parezca correcta. A menudo en mi trabajo terapéutico me he acostado con la cabeza echada hacia atrás, mi parte superior del cuerpo retorcida hacia la izquierda, el brazo izquierda echado hacia atrás, mientras que el derecho cuelga de forma flexible a mi lado. Esta extraña posición corporal provoca dolor muscular que une mi hombro derecho a mi columna vertebral; me he encontrado en esta posición cientos y cientos de veces emitiendo los sonidos de gorjeos de un bebé.
Fue necesario para mí darme completamente al misterio de la experiencia durante muchos meses sin tener la más leve idea de por qué estaba haciendo lo que estaba haciendo. (Esto es una reminiscencia del ejemplo dado anteriormente en este libro del hombre que tenía que hacer muecas). Al final, esto tenía conexión con mi nacimiento.
La misma pureza de trabajo terapéutico y los mismos principios son verdad cuando hacemos movimiento corporal activo. Esto quiere decir que si nuestros sentimientos y sensaciones internas se exteriorizan por movimiento, a diferencia de mantener una posición de quietud, entonces debemos movernos.
Recuerde, una desventaja estaría relacionada con el movimiento corporal en la creación de una congruencia es el movimiento corporal calma el cerebro. El movimiento corporal inunda el sistema nervioso central de impulsos provenientes de los músculos y las articulaciones. Estas son sensaciones que lo tranquilizan a uno.
Un ejemplo de esto es el movimiento de balanceo que un niño o adulto traumatizado puede hacer para procesas un extraordinario dolor emocional.
La tercera pureza de trabajo terapéutico
Para repetirlo de nuevo, es muy importante saber si estamos intensificando o calmando nuestro dolor emocional. Hay momentos en que necesitamos calmarnos. Saber al menos si estamos haciendo lo uno o lo otro para que no nos sorprendamos por los resultados.
Recordemos que sucede lo mismo cuando un terapeuta nos toca o abraza. Hay un tacto que conforta y un abrazo que también conforta. Un tacto que se intensifica y un abrazo que se intensifica igualmente o permite la intensificación dando apoyo físico que mejora el apoyo emocional en períodos de angustias extremas. Son los clientes los que dan retroalimentación al terapeuta en cuanto a qué tacto y abrazo nos están brindando en un momento dado y en cuanto a lo que uno necesita.
La cuarta pureza del trabajo terapéutico
Esta pureza de trabajo terapéutico exige que confiemos en nuestros sentimientos y congruencias sin saber lo que estamos haciendo y por qué lo estamos haciendo. Esta soltura de conocimiento intelectual, que confía en que el sentimiento llega primero y el entendimiento después, es crucial para estimular movimiento en la terapia. Esta es la forma de decir “sí” al cerebro profundo. Sin este “sí” el inconsciente no abrirá sus puertas al INSIHT HOLÍSTICO.
La quinta pureza del trabajo terapéutico
Algunos de los peligros mayores de este libro empiezan aquí. Sintamos el dolor cuando estemos en el colchón. Es absolutamente inaceptable hacer uso de un trauma psicológico no curado que llevamos dentro y deshacernos del mismo haciéndole daño a los demás. En primer lugar, es deshonesto hacer uso de otro ser humano de esta forma. En segundo lugar, esto difumina el viaje terapéutico llevando el dolor que conduce a la terapia al PLACER DEL PLACER DOLOROSO y nos lleva a la segunda ley de la terapia regresiva.
La segunda ley de la terapia regresiva
Si no mantienes tu dolor en el colchón y lo experimentas en su totalidad, lo uses para hacerte daño a ti mismo y a los demás. |
El dolor es un laboratorio en el que trabajamos. Es allí donde debemos sentir. Nos orientamos hacia el mismo para examinarlo. Creamos nuestra congruencia para sentirlo, nos fundimos con el mismo y lo exteriorizamos. Esto lo hacemos en el cuarto de terapia sin dañar a los demás.
El dolor nunca debe utilizarse en la terapia como un elemento motivador que nos empuje al mundo. Debemos sufrir la paradoja de sufrirlo, mientras que al mismo tiempo reconocemos que estamos en medio de un sentimiento y no debemos actuar sobre el mismo. Estamos conectados profundamente con nuestros procesos internos y a la vez desconectamos lo que realmente hacemos en el mundo de esos mismos procesos. Esta es la esencia de la QUINTA PUEREZA DEL TRABAJO TERAPÉUTICO: sentir con profundidad y no actuar ya que una acción integrada llegara a su debido tiempo y forma y entonces cambiará gradual y orgánicamente nuestra forma de ser en el mundo.
De la misma forma que un monje lucha con su espiritualidad en el monasterio, nosotros luchamos con nuestros sentimientos dentro de nuestro cuarto de terapia.
Cuando abandonamos este lugar de experiencia regresiva y profunda, haríamos bien en adoptar una actitud de observación y cortesía respetuosa hacia los demás hasta que haya pasado el suficiente tiempo de terapia para madurar e integrar lo que finalmente se convertirá en una vida más orgánica, auto-definida y compasiva.
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