CAPITULO VEINTIUNO

Contra-dispositivos para disolver  las artimañas defensivas  del cerebro

INTRODUCCIÓN

El  dolor gotea. Trasmite su existencia y  ubicación. El dolor es  como un  niño escondido en un closet y que grita “no  me  puedes encontrar”.

El  dolor trasmite su  existencia y  su ubicación mediante  síntomas que ya hemos visto.

Recuérdese:

1.     Sensaciones  específicas del  cuerpo

2.     Estados difusos  internos del cuerpo

3.     Reales  sensaciones  o sentimientos  específicos

4.     Pensamientos, imágenes, y secuencia oníricas

5.     Conductas inusuales

6.     Enfermedades psicosomáticas

Estas diferentes situaciones  nos llegan desde  un cerebro en riesgo. Todas ellas contienen o  están muy  asociadas con sensaciones físicamente dolorosas y  emocionales.

LAS SENSACIONES FÍSICAS  Y EMOCIALES

Son  importantes  para  nosotros porque son:

(a)     el campo de energía que orienta el compás de nuestra conocimiento;

(b)    el  campo de energía que posee  la fuerza para  romper defensas;

(c)     el  campo de energía que contiene los procesos que debemos sentir para desencadenar las funciones inmaculadas –relacionadas o incluidas en el Insight Holístico

El dolor, según  lo que venimos describiendo, nos devuelve a la  vida. Su presencia es absolutamente  necesaria para  nuestro  trabajo. Siempre  tenemos que ubicarlo, en especial cuando se encuentra  enterrado en los síntomas  más sosegados por razones  que ya hemos mencionado.

El  cerebro  humano puede  ser adiestrado en la mayor sensibilidad   como un  compás  que  operará  dentro del campo magnético  de nuestras sensaciones. Podemos  sentir  la presencia de  un malestar  físico  o emocionales incluso cuando   los sentimientos / sensaciones están un nivel extremadamente bajo de  intensidad,  o cuando   están confusos. Podemos empezar a leer  sus  sub.-capas de  textura. Podemos rastrearlo y  emerger con ellos.

De esta forma, podemos  ir  a  través del velo de  la mente  hasta  su  núcleo  más  profundo –su pasado más antiguo y su  complejo  presente. Aquí al final de nuestro  viaje, surgiremos a nuevas dimensiones de compresión con respecto al self y otros.

Todos  los dispositivos defensivos de la mente que hemos visto no nos pueden desviar  de  nuestra dirección,  no  más  que el  viento y  la  lluvia puede  mover la aguja de  un compás.

El principio siempre se mantiene: si  nos mantenemos  en medio de un sentimiento y hacemos repeticiones congruentes de sonidos, palabras y  movimiento corporal, nos encontraremos en el centro de las peores  experiencias que  nos  formaron. Una vez en ese  centro, si  nos mantenemos  abiertos y dejamos que  los vientos  de  experiencia dolorosa soplen a  través de nosotros, las experiencias dolorosas del pasado o del presente se disolverán y se integrarán  a la corriente de nuestra vida mental y su capacidad de  dañar se desvanecerá.

 

   
 
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