Lo que tratamos de hacer dentro del mar del yo profundo
El corazón, el núcleo, el alma de la terapia orientada hacia un sentimiento regresivo es la noción de que debemos fundirnos con nuestro dolor para digerirlo, desarmando así automáticamente sus formas malignas.
Lo que vamos a hacer, habiendo entrado en el mar del yo profundo, es fundirnos y convertirnos en alguien con el dolor que con el que tropecemos.
Nos concentramos en el dolor porque es nuestra señal de que algo dentro de nosotros todavía no ha funcionado. La alegría vendrá después como consecuencia del trabajo que hagamos.
FUSIÓN (CONVERTIRSE EN UNO CON NUESTRO DOLOR)
Paso 1: Empezar el proceso de fusión
Cuando nos sumergimos en la profundidad del yo, debemos, por ejemplo, sentir un difuso estado corporal interior. La parte frontal de nuestro tórax debe dolernos levemente. Primeramente lo percibimos como una radiación profusa de dolor que parece estar separado de nosotros, observamos y ahí está el dolor en el tórax. Tenemos la impresión de flotar encima del mismo. Miro mi cuerpo hacia abajo como un astronauta en una película de ciencia-ficción.
Nos abrimos a la plenitud de las sensaciones. Dejamos que las mismas lleguen a nosotros. Empezamos a sentir su ubicación, intensidad y textura hasta tener información sensorial.
Llamamos a este proceso de permitir que la molestia se intensifique y pueda conocer su textura, proceso de ¨enriquecimiento¨ o ¨realce de la textura.¨
Adoptamos una actitud pasiva y dejamos que el dolor llegue a nosotros. Entonces nos invade un rico conocimiento sensorial de la existencia del dolor. A partir de ese momento actuamos activamente y nos movemos levemente hacia el centro del mismo y empezamos a tener la sensación de que estamos acostados sobre ese dolor. Tratamos de disolver los límites entre nuestra conciencia y el dolor que ha estado escondido dentro de nosotros. Tratamos de convertirnos en un ser con este tipo de comunicación física. Nos abrimos completamente.
Es como si los mismos poros de nuestra piel y todos los orificios nuestro cuerpo dejaran entrar al dolor en nuestro conciente por lo que éste y nosotros nos convertimos en uno. El dolor penetra en cada parte hasta la médula de nuestros huesos. De esta forma, lo digerimos. Su anterior forma congelada y maligna empieza a disolverse completamente. Como su estructura se desarma, su capacidad de provocarnos dolor desaparece gradualmente. Sin embargo, tendremos que experimentar este dolor profundamente y, posiblemente muchas veces antes de liberarme del mismo.
FUSIÓN (CONVERTIRSE EN UNO CON NUESTRO DOLOR)
Paso 2: Profundizar en el proceso de fusión
En este punto, el lector debe volver a la Parte Uno del libro donde abordamos la creación de congruencias para fundirnos totalmente con nuestro doloroso paisaje interior.
A: Utilizando la congruencia del sentimiento (o sensación) para profundizar nuestra fusión.
Cuando permitimos que parte consciente de nosotros experimente sensaciones irradiadas por un acontecimiento interior, empezamos a involucrarnos en la creación de CONGRUENCIA DE SENTIMIENTOS. Mientras más lleguemos al centro de estos sentimientos y sensaciones, más congruentes seremos con ellos. Nuestro conciente experimentará exactamente lo que anteriormente ha sido inconsciente. Esta apertura hacia sentimientos y sensaciones, esta fusión de conocimiento conciente con la experiencia interior, deberá convertirse en nuestro trabajo terapéutico continuo.
Utilizaremos las restantes congruencias para intensificar esta unidad de conciencia y sensación. Esta fusión y convertirse en uno con nuestro estado interior es una ley de cura emocional. Esta ley no admite excepción. Aquellos pacientes que no se funden y, de esta forma desarman su dolor, no mejoran. Siguen sufriendo y vuelcan el dolor en su mundo de forma disfrazada. Cada vez que nos desviamos de una confortable función balanceada estamos botando algo inconsciente en nuestra vida diaria.
B: Utilizando la congruencia del sonido inarticulado para profundizar en nuestra fusión.
La CONGRUENCIA DEL SONIDO NO ARTICULADO procede cuando permitimos que los sonidos lleguen a nuestra garganta y salgan de nuestra boca por sensaciones de nuestro cuerpo. Haremos que el sonido se corresponda con las sensaciones en la intensidad y calidad hasta lograr una correspondencia exacta. Las sensaciones de nuestro cuerpo interior sentirán la mencionada correspondencia justamente en la medida en que sintamos el “contacto” de una pelota de tenis en el centro exacto de la raqueta. Sentiremos esta congruencia hasta que el enriquecimiento ( la experimentación, intensidad y textura) cese.
C: Utilizando la congruencia de un sonido articulado para profundizar la fusión.
Podemos y no podemos descubrir que nuestros sonidos inarticulados quieran convertirse en simples palabras o frases reales. Es importante permitir que estas conversiones ocurran. No debemos olvidar que somos un receptor de información. Si tratamos de forzar las cosas y nos convertimos en un manipulador de información en vez de abrir las puertas correctas, estaremos rompiendo el encanto dentro del cual el self más profundo pueda comunicarnos.
Si las palabras quieren llegar a nosotros dejémoslas llegar, hagamos que sean breves, comuniquémonos con frases cortas y no saltemos de una frases a la otra. Tratemos siempre de acortar una frase larga pero sin que no deje de capturar el sentimiento que estemos tratando de fundir con la misma.
Por ejemplo, si recuerdas a tu padre cuando te golpeaba y te hallas diciendo: “no quiero que me golpees más” puedes acortar la frase con saltos. Primero diciendo “no me golpees más” y luego sustituyendo esta oración por “no me pegues” y hasta diciendo simplemente “No”. En este caso descubriremos que mientras articulemos lo haremos cada vez de forma más breve, que la intensidad del sentimiento se convierte en un “No” y nos vemos repitiendo o gritando esta palabra una y otra vez para liberar el dolor con fuerza y dolorosamente el encuentro con el padre. Una simple palabra tal como “no” se convierte en la última destilación verbal del dolor antes que el mismo se convierte en sonidos inarticulados, tales como un grito de rabia, de dolor, de miedo.
Podemos ir de sonidos a palabras y viceversa. Eso bueno, pero tratemos de no dejar uno de los dos hasta que la energía que hay dentro alcance su mayor nivel y nos conduzca de lo uno a lo otro. No tratemos de alcanzar los sonidos y palabras ni hagamos conexiones al menos que éstos nos lleguen de forma natural. Las conexiones intelectuales producen el cierre y limitan los procesos de la mente. El intelecto nos conduce hacia la superficie lineal (Terapia del Primer Nivel) y levanta paredes dentro de nosotros y la conciencia del self y el potencial profundo para el logro de una EXPERIECIA HOLÍSTICA. Las congruencias son un taladro que profundiza.
Esperemos por el alivio de tensiones que puede o no estar acompañada por variados grados de CONCIENCIA HOLÍSTICA.
D: Utilizando la congruencia de la posición corporal (sin movimiento) para profundizar en nuestra fusión.
Deja que el cuerpo asuma cualquier posición que desee, en una forma u de otra. Por ejemplo, podemos colocarnos en posición fetal o permanecer con las piernas apuntando hacia la pared. Adoptemos cualquier posición que nos pida el cuerpo.
E: Utilizando la congruencia de la posición corporal (en movimiento) para profundizar en nuestra fusión.
Dejemos que el cuerpo se mueva de forma continua como lo desee; por ejemplo, moviéndose de un lado a otro, o haciendo cualquier movimiento que desee.
Las sensaciones del cuerpo interior nos dirán si estas respuestas físicas ayudan a aumentar la intensidad y la profundidad o si están interfiriendo de alguna forma con los procesos de intensificación.
Cualquier cosa que hagamos en terapia profunda puede facilitar y profundizar los avances que logremos o puede disipar la intensidad y devolvernos a la superficie (Terapia del Nivel Uno). En ninguna parte es más evidente que en el movimiento corporal. Por ejemplo, si tenemos un dolor profundo el movimiento de un lado a otro de un niño puede mejorar y profundizar nuestro viaje hacia el alivio y el INSIGHT HOLÍSTICO. Éste puede, por otro lado, disminuir nuestra tensión y confortarnos. Tendremos un cuerpo interior que sabe si estamos tras la huella de la intensificación o tras la huella de disipación de la intensidad de nuestro viaje. Tratemos de estar consciente de este problema. Escojamos lo que sea mejor en ese momento, recordando que mientras más profundicemos más profunda será la cura.
También es verdad que mientras más profundicemos más necesario será tener una supervisión continua de la terapia.
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